dissabte, 26 de gener del 2013

Egipto se enciende de nuevo en el segundo aniversario de la revolución

Article publicat al diari Berria:
En el pasado fue Hosni Mubarak ahora es Mohamed Mursi. “Celebramos el aniversario de la revolución contra Mubarak con una revolución contra los Hermanos Musulmanes”. Así de claro lo tiene la joven Israa Helmi, pañuelo empapado de vinagre en boca mientras caen los proyectiles de gas lacrimógeno lanzados por la policía en Alejandría. “Y esta vez no pensamos dejar el trabajo a medias” concluye antes de remarcar los abusos del gobierno islamista en estos 6 meses en el poder. “Tras dos años de revolución casi ni notamos el cambio” añade.
Opositores al presidente islamista Mohamed Mursi y fuerzas policiales se enfrentaron ayer en diversas ciudades en la conmemoración del segundo aniversario del alzamiento popular. Decenas de miles de personas tomaron ayer las calles para oponerse a las políticas del presidente y los Hermanos Musulmanes, en el poder desde el pasado julio, a quienes acusan de tendencias autoritarias y voluntad de monopolizar el poder. La plaza Tahrir, pese a los enfrentamientos, se llenaba hasta la bandera con marchas convocadas desde distintos puntos de la capital egipcia.
El ministerio del Interior ya había anunciado el jueves la situación de emergencia extrema y transfería todos los detenidos de las comisarías a las prisiones centrales temiendo un asalto de los revolucionarios. Pese a las llamadas a la calma por todas partes y la invitación a la manifestación pacífica, los enfrentamientos ya empezaban de madrugada en la plaza Tahrir cuando la policía asaltaba a los acampados, provocando varias decenas de heridos. Las peleas se reproducían alrededor del país a lo largo del día de ayer. Más de 340 heridos alrededor del país y 7 muertos en la ciudad de Suez eran los primeros balances de las peleas.
A parte de en Tahrir, manifestantes y policía se enfrontaron ayer en otros lugares de la capital y en otras ciudades del país como Suez, Ismailiya, Mahala el Kobra o Zagazig, donde las peleas tuvieron lugar ante la casa natal del presidente. En Alejandría los enfrentamientos fueron a las puertas del ayuntamiento y en los alrededores de los juzgados de Mansheia, en el centro de la ciudad. Allí el pasado domingo ya se habían producido incidentes por la falta de condena contra los oficiales acusados de la muerte de manifestantes en los hechos de enero de 2011. Dos años después aún no hay un solo oficial de policía condenado por la muerte de más de 840 manifestantes, algo que ha generado la indignación de sus familiares. Los tribunales ordenaron recientemente repetir el juicio al expresidente Mubarak y a su ministro de Interior Habib el Adli, hasta entonces los únicos condenados indirectos por esos hechos.
Ante el desarrollo de los hechos el ejército desplegaba efectivos a las entradas de la mayoría de ciudades donde se producían incidentes. Ante los rumores a que se repitiera el escenario de 2011 con los tanques en la calle, Ahmed Mohamed Ali, portavoz de las Fuerzas Armadas, salía al paso afirmando que estas eran “medidas de precaución” y que no tenían intención de intervenir.

Las movilizaciones estaban convocadas por la oposición, actualmente liderada por el Frente de Salvación Nacional, una coalición de formaciones no islamistas creada para plantar cara a los Hermanos Musulmanes. A su cabeza se encuentra el diplomático y premio nobel de la paz Mohamed el Baradei, quién ayer urgía al presidente Mursi a escuchar el clamor de la calle y cambiar las políticas o abandonar el cargo. “Salid a las plazas para conseguir finalmente los objetivos de la revolución” lanzaba desde su cuenta en Twitter horas antes del inicio de las marchas. “Rechazamos el monopolio de nadie sobre el estado” añadía el naserista Hamdeen Sabahi. Los opositores denuncian un intento de secuestro del proceso revolucionario y el retorno de practicas represivas y monopolistas y por eso reclaman la instauración de un estado civil independiente de cualquier corriente político o religioso. Para ello reclaman la derogación de la constitución y la destitución del nuevo fiscal general, pilares del enfrentamiento político de los últimos meses. Los opositores anuncian la continuidad de las acampadas y las protestas hasta que las demandes sean escuchadas.
Los Hermanos Musulmanes ya habían anunciado que no estarían en las calles para celebrar el aniversario. A cambio anunciaban la organización de una campaña de beneficencia para reconstruir 1800 escuelas y 650 mil unidades médicas, algo que la oposición criticó como un calco de los actos propagandísticos del depuesto Hosni Mubarak. La hermandad pide tiempo para cumplir el programa mientras afirma que las críticas son injustas y su legitimidad basada en el apoyo popular expresado en las urnas. El jueves, en un discurso con motivo del día del nacimiento del profeta, el presidente Mursi alertaba de nuevo de una contrarrevolución liderada por figuras del antiguo régimen. Los islamistas acusan de ello al Frente de Salvación Nacional por la presencia de figuras políticas como Amr Moussa, antiguo secretario general de la Liga Árabe y ex-ministro de exteriores en la época Mubarak.
Lo que si organizaba la hermandad era la protección de sus sedes alrededor del país después que 28 oficinas fueran asaltadas el pasado mes de diciembre durante protestas contra el presidente Mursi. Pese a los esfuerzos, estos no podían impedir el asalto de los manifestantes a la sede de la web de la formación, en Cairo, ni la sede del partido en Ismailiya. Fuerzas islamistas más conservadoras, por su parte, alertaban a los manifestantes. “Si nadie intenta hacer un golpe de estado, proclamaremos el estado islámico” afirmaba el popular salafista Hazem Abu Ismail.

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