Article publicat al diari Berria:
En el pasado fue Hosni Mubarak ahora es Mohamed Mursi. “Celebramos el
aniversario de la revolución contra Mubarak con una revolución
contra los Hermanos Musulmanes”. Así de claro lo tiene la joven
Israa Helmi, pañuelo empapado de vinagre en boca mientras caen los
proyectiles de gas lacrimógeno lanzados por la policía en
Alejandría. “Y esta vez no pensamos dejar el trabajo a medias”
concluye antes de remarcar los abusos del gobierno islamista en estos
6 meses en el poder. “Tras dos años de revolución casi ni notamos
el cambio” añade.
Opositores al presidente
islamista Mohamed Mursi y fuerzas policiales se enfrentaron ayer en
diversas ciudades en la conmemoración del segundo aniversario del
alzamiento popular. Decenas de miles de personas tomaron ayer las
calles para oponerse a las políticas del presidente y los Hermanos
Musulmanes, en el poder desde el pasado julio, a quienes acusan de
tendencias autoritarias y voluntad de monopolizar el poder. La plaza
Tahrir, pese a los enfrentamientos, se llenaba hasta la bandera con
marchas convocadas desde distintos puntos de la capital egipcia.
El ministerio del
Interior ya había anunciado el jueves la situación de emergencia
extrema y transfería todos los detenidos de las comisarías a las
prisiones centrales temiendo un asalto de los revolucionarios. Pese a
las llamadas a la calma por todas partes y la invitación a la
manifestación pacífica, los enfrentamientos ya empezaban de
madrugada en la plaza Tahrir cuando la policía asaltaba a los
acampados, provocando varias decenas de heridos. Las peleas se
reproducían alrededor del país a lo largo del día de ayer. Más de 340 heridos alrededor del país y 7 muertos en la ciudad de Suez eran los primeros balances de las peleas.
A parte de en Tahrir,
manifestantes y policía se enfrontaron ayer en otros lugares de la
capital y en otras ciudades del país como Suez, Ismailiya, Mahala el
Kobra o Zagazig, donde las peleas tuvieron lugar ante la casa natal
del presidente. En Alejandría los enfrentamientos fueron a las
puertas del ayuntamiento y en los alrededores de los juzgados de
Mansheia, en el centro de la ciudad. Allí el pasado domingo ya se
habían producido incidentes por la falta de condena contra los
oficiales acusados de la muerte de manifestantes en los hechos de
enero de 2011. Dos años después aún no hay un solo oficial de
policía condenado por la muerte de más de 840 manifestantes, algo
que ha generado la indignación de sus familiares. Los tribunales
ordenaron recientemente repetir el juicio al expresidente Mubarak y a
su ministro de Interior Habib el Adli, hasta entonces los únicos
condenados indirectos por esos hechos.
Ante el desarrollo de los
hechos el ejército desplegaba efectivos a las entradas de la mayoría
de ciudades donde se producían incidentes. Ante los rumores a que se
repitiera el escenario de 2011 con los tanques en la calle, Ahmed
Mohamed Ali, portavoz de las Fuerzas Armadas, salía al paso
afirmando que estas eran “medidas de precaución” y que no tenían
intención de intervenir.
Las movilizaciones
estaban convocadas por la oposición, actualmente liderada por el
Frente de Salvación Nacional, una coalición de formaciones no
islamistas creada para plantar cara a los Hermanos Musulmanes. A su
cabeza se encuentra el diplomático y premio nobel de la paz Mohamed
el Baradei, quién ayer urgía al presidente Mursi a escuchar el
clamor de la calle y cambiar las políticas o abandonar el cargo.
“Salid a las plazas para conseguir finalmente los objetivos de la
revolución” lanzaba desde su cuenta en Twitter horas antes del
inicio de las marchas. “Rechazamos el monopolio de nadie sobre el
estado” añadía el naserista Hamdeen Sabahi. Los opositores
denuncian un intento de secuestro del proceso revolucionario y el
retorno de practicas represivas y monopolistas y por eso reclaman la
instauración de un estado civil independiente de cualquier corriente
político o religioso. Para ello reclaman la derogación de la
constitución y la destitución del nuevo fiscal general, pilares del
enfrentamiento político de los últimos meses. Los opositores
anuncian la continuidad de las acampadas y las protestas hasta que
las demandes sean escuchadas.
Los Hermanos Musulmanes
ya habían anunciado que no estarían en las calles para celebrar el
aniversario. A cambio anunciaban la organización de una campaña de
beneficencia para reconstruir 1800 escuelas y 650 mil unidades
médicas, algo que la oposición criticó como un calco de los actos
propagandísticos del depuesto Hosni Mubarak. La hermandad pide
tiempo para cumplir el programa mientras afirma que las críticas son
injustas y su legitimidad basada en el apoyo popular expresado en las
urnas. El jueves, en un discurso con motivo del día del nacimiento
del profeta, el presidente Mursi alertaba de nuevo de una
contrarrevolución liderada por figuras del antiguo régimen. Los
islamistas acusan de ello al Frente de Salvación Nacional por la
presencia de figuras políticas como Amr Moussa, antiguo secretario
general de la Liga Árabe y ex-ministro de exteriores en la época
Mubarak.
Lo que si organizaba la
hermandad era la protección de sus sedes alrededor del país después
que 28 oficinas fueran asaltadas el pasado mes de diciembre durante
protestas contra el presidente Mursi. Pese a los esfuerzos, estos no
podían impedir el asalto de los manifestantes a la sede de la web de
la formación, en Cairo, ni la sede del partido en Ismailiya. Fuerzas
islamistas más conservadoras, por su parte, alertaban a los
manifestantes. “Si nadie intenta hacer un golpe de estado,
proclamaremos el estado islámico” afirmaba el popular salafista
Hazem Abu Ismail.
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