Pese a que los grupos de seguidores existen en Egipto des de mediados los ochenta, no es hasta el año 2005 en que se registra la primera organización de aficionados. Lo hace como ONG con el nombre de AFC y lo componen los seguidores del histórico Al Ahly, considerado el mejor equipo de África del siglo XX. Posteriormente la idea se extendió a sus enemigos históricos, el Zamalek, y desde aquí al resto de equipos del país. La confrontación con el gobierno y la policía se remonta a 2009 cuando seguidores de el Ahly y Zamalek fueron detenidos en vísperas a un derbi entre los dos equipos en que se esperaba que los aficionados hicieran acciones en favor de la causa palestina y lanzasen consignas contra el sionismo. Des de entonces la relación ha sido de odio y confrontación entre los dos frentes hasta que llega la revolución.
Su devoción por el fútbol y el grupo, al cual consideran un modo de vida, provoca que su composición social sea muy joven. Carne de cultivo de la indignación popular que estalló en enero pasado, cuando participaron activamente en la toma y posterior defensa de la plaza Tahrir haciendo gala de su experiencia en los enfrentamientos con la policía. Eso les hizo ganar cierta popularidad, sumada a lo pegadizo de algunos de sus cánticos contra el ministerio de Interior y la policía que se han convertido en semi-himnos revolucionarios.
Des de entonces su participación ha sido destacada en manifestaciones y marchas y la presencia de los White Knights del Zamalek o sus archienemigos Ultras Ahlway se empezó a convertir en habitual en las movilizaciones. Pese a que no destacan por tener una orientación política concreta, algunos de sus lideres han mostrado sus preferencias políticas de izquierda. Bashir tampoco quiere mitificar su figura. “La mayoría de la sociedad egipcia no tiene ni idea de política y eso se refleja en los ultras”, afirma. “Lo que los une es el odio a la represión del antiguo sistema, representado por una policía que sigue siendo la misma que con Mubarak” apunta Ahmed Gafaar, fundador del grupo ultra de Zamalek.
Algunos incidentes destacables de la revolución han contado con la participación importante de los Ultras. El ataque a la embajada israelí en Cairo el pasado 9 de setiembre vino precedido por duros enfrentamientos entre policía y la hinchada de Al Ahly en el estadio de El Cairo. Los incidentes, que se traspasaron a las calles colindantes, empezaron cuando la policía respondió a unos cánticos de la grada contra Mubarak y su ministro de Interior Habib el Adly apagando las luces del estadio y atacando a los aficionados. Los famosos enfrentamientos callejeros del pasado mes de diciembre frente al Consejo de Ministros también empezaron cuando la policía propinó una brutal paliza a un ultra ahlawy que estaba jugando a fútbol en las inmediaciones de una garita policial.
Por eso muchos aficionados no ven descabellado creer que detrás de la masacre del miércoles se encuentre un ajuste de cuentas entre unas fuerzas policiales que quieren escarmentar a unos hinchas que les han sacado de sus casillas. Un odio compartido, entre policías y jóvenes aficionados, que los pone mutuamente en el punto de mira y añade nuevos interrogantes a la compleja transición egipcia.
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