dijous, 22 d’octubre del 2009

La libertad de usar el niqab...nuestra libertad

Ya hace unos dias que en Egipto se destapó la polémica después que el xeikh de Al-Azhar, el senyor Tantawi, emitiese una fatua prohibiendo el uso del niqab (el velo facial típico del Golfo) en los recintos universitarios. Al poco un edicto del Gobierno hacia lo mismo para las universidades públicas. La decisión abrió la polemica.
He aquí un interesante comunicado del Centro de Estudios Socialistas de El Cairo emitido el pasado 15 de octubre sobre el tema. Cabe destacar que este texto también abrió polémica entre los propios socialistas egipcios. La traducción es mía.

"La libertad de usar el niqab....nuestra libertad"


No fue una defensa de los valores de la Ilustración lo que se encontró tras la decisión del sheikh de Al Azhar de prohibir el uso del niqab dentro de la universidad de Al Azhar, la ciudad universitaria y las aulas para chicas. Tampoco fue para protección o seguridad de las estudiantes de la ciudades universitarias públicas el motivo tras el que se encuentra la decisión del ministerio de Educación, Hani Helal, de prohibir a las munaqabas vivir o incluso entrar en las ciudades universitarias. No fue, en ninguno de los dos casos, otra cosa que represión. Y la sincronización entre las dos resoluciones no es pura coincidencia. La decisión del sheikh de Al-Azhar no fue más que un preludio de la del ministerio de Educación, lo que ha proporcionado la cobertura religiosa necesaria para el Régimen represivo.

El sheikh de Al Azhar decidió utilizar su autoridad cómo sheikh de la máxima autoridad religiosa de Egipto y de todos los países islámicos -autoridad elegida a través de decreto presidencial des de 1996 y que no renunciará a su poder excepto por defunción o otro decreto presidencial que lo destituya- y intervino con todo su peso político y religioso para forzar a las estudiantes que no excedan de los doce años de edad a quitarse el niqab dentro de las aulas ante la ausencia de hombres en las mismas (excepto el mismo sheikh, por supuesto) tras lo que emitió una resolución circular a todas las instituciones religiosas y a la plaza del campus de Al-Azhar y su ciudad universitaria. A pesar de la validez o no de su fatua (edicto religioso), la prohibición a las estudiantes que usan el niqab no puede ser más que una discriminación contra un grupo de estudiantes a causa de sus creencias religiosas o intelectuales. Cuándo el Sheikh de Al-Azhar utiliza su autoridad patriarcal para imponer su pensamiento o edicto religioso al pueblo por la fuerza no puede ser considerada cualquier cosa excepto la supresión del poder de la ley. Represión ejercida por una persona cuya autoridad deriva de la autoridad represiva, de un presidente que no cambia y que no es elegido por nadie. Lo mismo que el propio sheikh de Al-Azhar, quién no ha sido elegido nunca por nadie.

El Sheikh de Al-Azhar consideró que el uso del niqab en las aulas requería una intervención decisiva y rápida a pesar de sus graves efectos negativos sobre la psique de estas chicas y el futuro de su educación. Ahora ellas están obligadas a abandonar sus convicciones religiosas, o al menos parte de ellas, o de lo contrario serán privadas de educación o residencia universitaria subsidiada. Dictó su resolución sin vacilar ya que este grave desequilibrio social debe abordarse rápidamente y con decisión, a pesar de que no veo que suceda lo mismo en cualquier otra cuestión social. Por ejemplo, no emitió fatua alguna para condenar las torturas en las prisiones y departamentos de policía. Tampoco emitió fatua alguna contra la tiranía política o el gobierno eterno. Tampoco emitió fatua alguna contra el monopolio económico practicado por multitud de miembros del Régimen así cómo otras cuestiones que requieren una intervención urgente. El sheikh de Al-Azhar es el sheikh del poder. El hombre de la autoridad religiosa en Egipto, quién emite fatuas que nunca irritan el Régimen ni sus amigos. Todos recordamos su posición respeto a la prohibición del uso del velo en Francia, cuando autorizó el veto a las musulmanas veladas si creían en ese estado francés, declarando que era un derecho de los países extranjeros sobre sus ciudadanos el imponer las leyes que consideren y una obligación de sus ciudadanos el cumplir con ellas. Y llegó el turno del ejercicio de su autoridad imponiendo su opinión por la fuerza a los ciudadanos en un tema que puede tener múltiples intercambios de opiniones. Y seguirá teniendo derecho cualquier persona que tome la posición que crea sin imponer su punto de vista a cualquier otro por la fuerza. Pero estas no son cualidades de los regímenes represivos.



Respeto al Ministro de Educación, ya tiene una larga historia de procedimientos represivos contra los estudiantes de las universidades egipcias, y se puede considerar que desde que asumió el cargo está en una guerra fratricida contra los estudiantes y incluso contra aquellos miembros del personal en conflicto con su punto de vista. En la era de Hani Helal como Ministro de Educación se han cometido violentos crímenes contra los estudiantes hasta el punto de golpear brutalmente a los estudiantes en oposición al régimen dentro del campus universitario, provocando numerosos heridos en muchos casos. Esto se suma a otros crímenes cómo la expulsión de la universidad por periodos determinados o las restricciones de seguridad diarias a las entradas y salidas de la universidad o durante el desarrollo de acciones. Hani Helal es, aquí, el Ministro de la Represión de los estudiantes. Y la decisión de prohibir el uso del niqab en las ciudades universitarias forma parte de sus acciones represivas contra los estudiantes. Y eso es algo que se repitió más de una vez en los últimos años. Siempre al principio del nuevo año escolar hay listas negras de acceso a las ciudades universitarias para los estudiantes en espera, las cuales siempre incluyen estudiantes opositores al régimen. Y la decisión de impedir el acceso a las munaqabas a las ciudades universitarias no es más que un procedimiento para limitar la influencia de los estudiantes islámicos dentro de la universidad. Incluso en el año en curso, a pesar de la atención de los medios sobre las estudiantes munaqabas a quienes se ha prohibido entrar en las residencias universitarias, el veto incluye también a estudiantes varones que son miembros de los Hermanos Musulmanes u otros grupos de oposición al Sistema. El pretexto del Ministro para justificar su decisión, asegurando que es para proteger a las estudiantes de la infiltración de varones en la ciudad universitaria, es un argumento muy débil y estúpido. Es muy sencillo proporcionar a los empleados la identidad de las chicas munaqabas para su entrada al campus y la ciudad universitarias. El incidente del que habla Hani Helal gira entorno a la infiltración de 15 estudiantes, en distintas ocasiones, en las viviendas de las chicas estudiantes. Éste es un asunto del que no hemos oído hablar ni en los periódicos ni en los diversos medios de comunicación y que provoca la duda sobre la validez original de la historia. El desplazamiento de los estudiantes, privándolos de residir en las ciudades universitarias no las hará más seguras. La mayoría de estos estudiantes no tienen capacidad de costearse un alojamiento privado cercano a la universidad para completar sus estudios puesto que, evidentemente, es la pobreza lo que las lleva a vivir en estas ciudades universitarias que, evidentemente, no son el paraíso. Los pobres están fuera de los requisitos para un alojamiento universitario que, esencialmente, son exclusivamente para los expatriados y estudiantes aventajados -así fue en los años anteriores-, lo que establece una prioridad para los alumnos aventajados para vivir en ellas. Entonces el Estado se aprovecha de la situación material, de las clases más pobres y débiles con el fin de obligarlos a abandonar sus creencias.

Lo que está sucediendo ahora no se puede separar del comportamiento represivo de clases del Estado. A pesar de que parecía una defensa de los valores ilustrados en la comunidad, y a pesar de que muchos intentan justificar que preserva los valores egipcios moderados frente a la marea wahabista, no podemos olvidar de que el actual Estado egipcio está sumergido en una guerra feroz por el arresto y restricción política y el abuso contra los islamistas, especialmente contra los Hermanos Musulmanos, y contra todos los enemigos de cualquier forma y color. Éste es el mismo país que lucho contra las tendencias progresistas izquierdistas y nasseristas en las universidades egipcias en los años setenta y que dio mano libre a los grupos islámicos dentro de la universidad para reemplazar a esos activistas de oposición. Y éste es el que ahora controla la vida en la Universidad con puño de hierro sobre todas las cosas. Desde las materias académicas hasta la actividad de los estudiantes mediante el nombramiento de casi todos los cargos universitarios.

Al sistema representado aquí, en este momento, a través del Sheikh de Al-Azhar y del Ministro de Educación/Represión no le importan ni los valores de la Ilustración ni proteger las estudiantes de infiltraciones masculinas en la ciudad universitaria cómo alego el Ministro. Él no las protegió de la entrada de los matones que él mismo contrató en el campus de Ain Shams para disciplinar estudiantes de la Hermandad hace unos dos años. Y fue él mismo el que permitió la detención de dos estudiantes dentro del campus hace 3 años y que fueron retenidos todo el dia en la sede de la Seguridad Central del Estado de Belazugly. Al sistema no le importa nada más que su seguridad. Y toma todas las medidas represivas para mantener esta seguridad. Nosotros también haremos todo lo que podamos para mantener nuestra libertad. Defendiendo el derecho de las chicas de usar el niqab -aunque estemos en completo desacuerdo con la idea del niqab en si misma-. Ésta es la defensa de nuestra libertad colectiva. En el pensamiento y en los hechos.

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