diumenge, 7 de juny del 2009

Obama en El Cairo: Reflexiones sobre un discurso que debía cambiar elm mundo (CAST)

Articulo publicado en Periódico Diagonal

Una enorme expectación se despertó a raíz del anunciado discurso de Barak Obama en la Universidad del Cairo. Un discurso dirigido a todo el mundo islámico. Lo que dos meses antes no había logrado la anunciada huelga cibernética del 6 de abril lo consiguió el nuevo presidente americano en pocas horas. Una ciudad de veinte millones de habitantes como el Cairo completamente colapsada por la visita del nuevo inquilino de la Casa Blanca. Calles cortadas, controles militares aún más excepcionales (como la imposibilidad de abrir ventanas al paso de determinados puntos) y la recomendación a miles de trabajadores de tomarse el día libre ante las innumerables restricciones que la visita comportaba. Camisetas con el lema "Obama, el nuevo Tutankhamon del Mundo" vendiéndose por las calles y, evidentemente, toda la atención mediática para un anunciado discurso que debía cambiar para siempre las relaciones entre la primera potencia mundial, Estados Unidos, y el mundo islámico. Para muchos el discurso de Obama, con visita incluida a la histórica universidad coránica de Al Azahar, ponía fin al antagonismo entre Islam y Occidente. Y a pesar de que muchos han recibido con cierto optimismo el discurso del presidente americano, especialmente desde sectores oficialistas, muchas son también las voces que se han levantado para denunciar que el discurso, paternalista y diáfano, poco o nada cambia la posición de los Estados Unidos en la zona.


A nadie se le escapa la idoneidad estratégica de la visita. Y ésta no es otra que la de reforzar alianzas contra el verdadero enemigo del momento, el Irán chíí de Ahmadinejad. Según numerosos analistas, la visita a Arabia Saudí y Egipto, aliados norteamericanos desde hace décadas, más que mostrar una apertura hacia el Islam muestra la voluntad americana de enseñar al mundo quién está del lado de quién. Y la estudiada visita a los tradicionales enemigos árabes del chiísmo iraní se vislumbra como una estrategia política de gran calibre barnizada con un supuesto nuevo mensaje. Todo adornado con estudiados comentarios en árabe, que muchos ya han ironizado, y con precisas y detalladas referencias al profeta Mahoma y El Corán. Una lavado de cara que supone un cambio en el enfoque del discurso, pero no necesariamente en el de la política. Algunos socialistas egipcios ya han destacado que el discurso de Obama no supone nada nuevo ( "la montaña más grande de basura que he escuchado en mi vida" en voz del blogger Hossam El Hamalawy). Según apunta Mostafa Mahi desde el Centro de Estudios Socialistas de El Cairo el discurso de Obama, aparte de "no aportar nada nuevo", se ve forzado por las últimas victorias de la resistencia iraquí además de subrayar que el nuevo presidente ya ha firmado el incremento de tropas y el aumento de 83 millones de dólares en el presupuesto de la guerra en Afganistán. En la misma línea se expresó el movimiento libanés de Hezbollah. El diputado Hassan Fadlallah recordó que la carta de Obama "no incluye ningún cambio real" en la posición americana en Oriente Medio y, en especial, en lo que representa al caso palestino. Un tema del que numerosos activistas criticaron la ambigüedad y timidez con que el presidente americano se refirió durante el discurso, especialmente cuando el mandatario comparó el holocausto nazi con la actual guerra sionista. Por el poeta Youseef Shabaan, sin embargo, la cosa es más conceptual. Según asegura, Obama sigue tratando a los árabes con "arrogancia y prepotencia”, asegurando que el presidente americano se dirige al mundo árabe desde un pedestal cairota para darle instrucciones de cómo hacer las cosas.



Por otro lado, a pesar de que Obama se llenó la boca de derechos humanos, respeto a las mujeres o democracia, numerosas críticas le llegaron por el apoyo a regímenes políticos tan cerrados como el saudí o el egipcio. La visita del presidente americano a regímenes que ejercen con brutalidad e impunidad internacional la represión contra la disidencia política se ha visto como un apoyo a su acción misma. Y la anunciada oportunidad que podía haber supuesto la visita para censurar estas limitaciones civiles pasó de largo. Obama, que antes de ser nombrado presidente había largamente recriminado las alianzas de Bush con ambos regímenes no dudó en calificar Mubarak como un importante aliado con "décadas de experiencia" para "la estabilidad política de la zona" así como afirmó quedar "atrapado por la presencia y sabiduría" del monarca saudí. Incluso el liberal y proamericano Ayman Nour, líder del grupo de oposición El-Ghad, anunció haber echado en falta más contundencia de Obama hacia la falta de libertades en Egipto. No en vano, una manifestación de rechazo a la visita americana, organizada el día antes de la visita por el movimiento de oposición Kefaya, fue duramente controlada por las fuerzas de seguridad egipcias en la céntrica plaza cairota de Tahrir. Algunos de los organizadores fueron retenidos instantes antes de la manifestación por policías de paisano y uno de ellos fue detenido durante cerca de 4 horas y media por las fuerzas de seguridad. También la localización de la conferencia, la Universidad del Cairo, resulta paradigmática en este punto. Una simple visita a su sitio web demuestra cuál es su política cultural y social: "Proteger los estudiantes de ideas destructivas y pensamientos corruptos".

Sea como sea, en el que todos coinciden es que la visita del presidente norteamericano no ha dejado indiferente a nadie y el importante impacto mediático de la misma ha abarcado el mundo entero. Mientras unos esperan que las palabras se conviertan en hechos otros ya aseguran que esto ya se ha demostrado que no será así. Quedará para posteriores análisis saber si el discurso convertirá Obama, como rezaban las camisetas, en un verdadero Tutankhamon mundial. Y sobre cuál de las múltiples caras de un despótico emperador sobredimensionado mediáticamente puede acatar el presidente americano. Con ironía un trabajador cairota de 67 años aseguraba en la televisión egipcia cuáles eran los cambios que había aportado Obama: "las calles están vacías, las han limpiado, han sacado las pintadas, incluso han dejado muy bonito el mural militar de la guerra del 6 de Octubre ... Espero que venga cada día; gracias Obama”.

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